Dada la velocidad a la que se reinventa la tecnología, muchos afirman que está evolucionando más rápido que la capacidad humana. Esto supone que las personas necesitan aprender más rápido, y que las empresas también necesitan diseñar un modelo que haga una integración entre su recurso más valioso (las personas) y la mejor tecnología, para lograr el nivel de competitividad deseado en un mercado que cambia constantemente.
El viaje hacia la transformación digital debe partir siempre de una visión a largo plazo de las empresas, de cómo deben alinearse todos sus recursos e infraestructuras en torno a ella. Pero para aplicar esta estrategia, hay que poner en primer plano a las partes interesadas de la organización, es decir, los dirigentes, empleados, clientes, socios y proveedores.
El hecho de que los resultados a menudo no alcancen los objetivos y los proyectos fracasen se debe exactamente al hecho que las personas no trabajan en torno a esta visión, dada la incapacidad de cambiar la mentalidad y los procesos que fomentan el cambio.
La falta de cultura digital en el tejido empresarial portugués
Uno de los principales retos a los que se enfrentan actualmente las empresas está relacionado con la falta de cultura digital, según un estudio de PWC. Según la consultora, más de la mitad de las organizaciones (alrededor del 58%) muestran una falta de cultura y formación digital.
Lo cierto es que el gran reto no está en la implantación de las tecnologías más adecuadas, sino en la transformación cultural de la empresa y en la falta de habilidades demostradas para enfrentar el cambio.
La implementación de la transformación digital debe ser monitoreada en el tiempo, y para ello hay ciertos comportamientos y procesos que deben ser analizados. Por lo tanto, es importante entender si existe: una rápida adaptación a los procesos, estrategias y tecnologías en la práctica, un compromiso individual con el trabajo colaborativo y una comprensión de cuáles son las prioridades, para dar prioridad a lo digital dentro de las organizaciones.
Dimensiones humanas clave en la transformación digital
Las empresas del (y con) futuro siempre tendrán en cuenta aspectos relacionados con el liderazgo, las personas y la cultura digital. En primer lugar, los Líderes, porque la Transformación Digital es una cuestión de modelo de negocio y estrategia, y debe ser asumida por los ejecutivos de la empresa. El director general y su consejo de administración tienen, pues, la obligación de dar el primer paso hacia el viaje de transformación digital de la organización, que comenzará con la comunicación de la visión de futuro y sus beneficios. Los líderes deben adoptar una actitud de apertura a la modernización, una predisposición al cambio en cuanto a procesos, mentalidades y procedimientos, con el objetivo de construir una empresa con bases estables, pero siempre adaptables.
Por otro lado, los Stakeholders, sin los cuales esta transformación no sería factible, siendo necesario garantizar que: los empleados no tengan tareas repetitivas en sus manos, los clientes terminen cada etapa de su viaje con la empresa plenamente satisfechos, así como los socios y proveedores, a quienes se les debe facilitar cualquier proceso burocrático.
Por lo tanto, será necesaria una nueva forma de estar en el negocio, ya que ninguna empresa podrá avanzar hacia la madurez digital, es decir, hacia un grado de mejora a través de la automatización de todos los procesos, sin que sus empleados estén motivados y equipados con las habilidades necesarias, y tengan una visión inspiradora del futuro como base.
Las personas son, pues, el pilar para el desarrollo de la transformación digital.